Adán: Necesitaba sentir cariño y respeto

Existe el amor a primera vista en el fútbol, y lo está disfrutando Antonio Adán (Mejorada del Campo, Madrid, 1987) en el Betis, donde se cura las heridas de guerra que sacó del Real Madrid, el club de su vida. Cuatro tardes, alguna excelsa como la del derbi de ida, le han bastado para convertirse en un ídolo para la hinchada. Él ha correspondido renovando otros tres años, sorprendentemente, con un equipo casi abocado a Segunda, pero que todavía puede dar la campanada en Europa. Puro ‘Currobetis’, vaya.

¿Qué le sedujo?

Buscaba un sitio donde estuviera a gusto personalmente, un club grande y éste lo es, porque tiene una masa social espectacular, con 40.000 aficionados en cada partido a pesar de la situación que vivimos, en una ciudad preciosa como Sevilla. Y además, deportivamente tengo la confianza de todo el mundo, del entrenador y de la gente. Para mí eso era lo más importante, y no la categoría donde pueda estar el Betis. Tenía otras ofertas, pero ni lo pensé.

Y le está yendo muy bien. ¿Sorprendido por su nivel?

No. Sabía que en el momento que encontrara un sitio donde estuviera a gusto y sintiera la confianza jugaría bien. Después de 16 años en el Madrid, lo que necesitaba era esto. Las cualidades se presuponían. En todas las categorías fui titular y estuve con la selección. Mi único problema fue tener delante al mejor portero del mundo, Iker Casillas. Para mí es una satisfacción enorme haber estado en el mejor club del mundo como suplente del mejor portero. Pero necesitaba jugar y crecer.

Se le recibió con recelo. Llegaba de no jugar en el Cagliari y a un puesto maldito tras el fracaso de Sara y Andersen.

Es lógico. También me pesó mi última etapa en el Real Madrid, donde pasó lo que pasó. De repente, Íker se convirtió en suplente y todo el foco mediático se posó sobre un chaval con ocho partidos en Primera. Fue difícil. Al final, la opinión la marca la prensa y se crearon dudas en torno a mí. Pero yo no tenía ninguna. Sabía que el Betis era un club perfecto para demostrar mi nivel. Necesitaba sentir el cariño y el respeto de la gente.

Si en el futuro tuviera una oferta de un equipo entrenado por Mourinho, ¿se lo pensaría dos veces?

No. Yo no tengo ningún problema de José Mourinho. Me sigue pareciendo uno de los mejores entrenadores del mundo. Si llegara esa oferta, la estudiaría como cualquier otra y si fuera buena, aceptaría. No influiría que Mourinho fuera mi entrenador.

Dice usted que aquella situación (titular primero frente a Casillas, descartado después tras el fichaje de Diego López) le ayudó a madurar. Concrete.

Saqué muchas cosas en limpio. Sobre todo, a convivir con la presión mediática. Quién está y quién no, qué se dice, qué clase de periodista es cada uno… De la noche a la mañana, mucha gente había desaparecido. La soledad al quedarme sin equipo. Deportivamente, desde luego que no salí beneficiado de aquello, pero sí aprendí a controlar todo lo que se genera alrededor del fútbol.

¿Le sorprende el clima de remontada que parece haberse impuesto en el derbi pese al 0-2?

Mediáticamente se está vendiendo eso. Al Sevilla le interesa. Pero voy a recordar una cosa: quien tiene el resultado a favor y juega en casa somos nosotros. ¿Presión? Quien de verdad tiene que sentir a los 50.000 béticos que estarán en el estadio son ellos. Quien tiene que darle la vuelta al marcador son ellos. Nosotros lo tenemos claro. Debemos defender muy bien y buscar nuestras opciones arriba. Si hacemos nuestro trabajo, pasaremos seguro.

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