Augusto Batalla: Queremos ser felices, jugar al fútbol y… ganar

El arquero de River, una de las figuras del juvenil, recuerda su particular historia y se confiesa: «Para mí todo esto es un hobby»

El puesto los hace diferentes. Ser arquero no es fácil, ni sencillo, ni menos sacrificado; sencillamente, es distinto. La de guardavalla es la posición que más tarde madura, sólo los elegidos se afirman en el arco a la edad de juveniles. Augusto Batalla , de 18 años, está dispuesto a romper el molde. El último proyecto de la escuela de River , un club con tradición en arqueros de elite, entrará próximamente en la órbita de Real Madrid , el gigante mundial, que desea captarlo para el futuro, con un préstamo, por 18 meses, y una opción de compra que rondará los tres millones de euros. No se desespera frente a la posibilidad que tiene ante sus manos, su prioridad es el campeonato Sudamericano Sub 20 , clasificarse al Mundial de Nueva Zelanda y a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. «Me preocupo en poner la cabeza acá, en disfrutar, que es mi fuerza para seguir adelante», comenta, despreocupado, ante una situación que le quitaría el sueño a más de un jugador consagrado.

-¿Cómo hace un chico de 18 años para abstraerse de un pase que puede cambiarle la vida?

– Es que para mí esto es un hobby, lo tomó así, y así lo disfruto. Mi obsesión era irme a probar a River, porque soy hincha. Mi familia, como no es del palo del fútbol, me llevó. Tenía cinco años y un día faltó el arquero, y decidí ir al arco. Me encantó, tanto que salí de esa práctica y me fui a comprar guantes y, desde ahí, siempre atajé.

-Un comienzo extraño, casi como el puesto.

-Que haya salido con una pelota de fútbol fue rarísimo, no se lo esperaba nadie. Somos de Hurlingham y la familia es más de los caballos. Caballos de polo, de trote. Cuando se juega el Abierto, vamos siempre. En el fútbol, de parte de ellos, no tengo ninguna presión. Igualmente, siempre me acompañaron, pero hablamos de temas que no tienen que ver con la pelota, algo que cuando estás tanto tiempo concentrado te ayuda a liberarte la cabeza.

-En el Mundial fuiste sparring y te pateaba Messi, y ahora te podría patear Cristiano Ronaldo y serías compañero de Casillas, uno de tus referentes.

-Me patearía el elegido mejor jugador del mundo, pero compartir prácticas con Messi fue inigualable. Es una persona increíble, está llena de humildad. Si me llega a tocar estar frente a Cristiano Ronaldo también trataré de disfrutarlo, de aprender. Y entrenarme con Casillas sería un orgullo, una ilusión muy grande.

-¿Cómo resultó aquella experiencia en Brasil?

-Fue lo mejor que me pasó hasta ahora. Era levantarnos, subir una escalera, y estar con los mejores jugadores de la Argentina . Particularmente, yo estaba muy pegado a ese grupo, porque era como un cuarto arquero, y Sergio [Romero] , Mariano [Andújar] y Agustín [Orion] tuvieron un trato espectacular para conmigo. Siempre les voy a estar eternamente agradecido, porque me enseñaron, nunca me hicieron sentir que era menos. Las charlas, la confianza que me dieron, son cosas que voy a recordar siempre.

-¿De esas conversaciones aprendiste a ser un arquero líder?

-No sé si soy líder, las cosas me salen así, posiblemente por la personalidad que tengo. Trato de estar atrás de mis compañeros, saber cómo se sienten, si están cómodos, si tienen algún problema de familia. Hay jugadores que se aburren mucho en las concentraciones y a ese jugador le digo de salir a caminar, de dar una vuelta, charlar. En la cancha trato de ordenar, de gritar. Pero de buena manera, es algo que me enseñaron, ya que hay jugadores que están a mil por hora y es fácil que se malinterprete una mala palabra.

-De afuera pareciera que son una pandilla, andan siempre todos juntos. ¿Es así?

-Es un grupo unido, lo del partido con Colombia fue algo impresionante, porque iban más de 40 minutos del segundo tiempo y el equipo seguía yendo. Por eso nunca nos vamos a reprochar nada entre nosotros. Y esa unión se reflejó en el grito de gol. Por una cuestión de distancia no fui al festejo, pero se me llenaron los ojos de lágrimas al ver a todos mis compañeros juntos, abrazados. Nosotros queremos ser felices, jugar al fútbol y… ganar. Somos chicos de 20 años, muchos nos toman como adultos y nos tratan y putean como adultos, pero todavía somos chicos que necesitamos disfrutar de nuestra edad», confiesa.

«De golero, toda una vida tapando agujeros y si de una de esas salís bueno, se tiran al suelo y te cobran penal», canta el uruguayo Jaime Ross. Está claro, en el fútbol ser arquero es ser diferente a todos.

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