Es el tercer jugador con más partidos en la historia del fútbol argentino, pero él, sin titubeos, asegura que «aún me siento muy futbolista». Carlos Fernando Navarro Montoya le da la espalda a su extenso prontuario y, más allá de tener 41 años, 23 de ellos dentro de las canchas, afirma que su punto fuerte en el arco es la motivación por «seguir aprendiendo para mejorar la técnica».
«Todavía tengo encendida la llamita, la pasión latente, esas ganas de seguir revolcándome en los entrenamientos como cuando tenía 10, 12 años». Arranca la charla y habla como si no tuviera más de 650 partidos sobre el lomo, y eso si sólo contamos su paso por equipos argentinos, ya que también anduvo por España y Chile.
Es el tercer jugador con más partidos en la historia del fútbol argentino, pero él, sin titubeos, asegura que «aún me siento muy futbolista». Carlos Fernando Navarro Montoya le da la espalda a su extenso prontuario y, más allá de tener 41 años, 23 de ellos dentro de las canchas, afirma que su punto fuerte en el arco es la motivación por «seguir aprendiendo para mejorar la técnica». Y, a colación de ello, advierte: «Hoy por hoy se pone mucho acento en entrenar la parte física, los reflejos, y se deja de lado la técnica. Habría que lograr un equilibrio, ya que ambas facetas son importantísimas para un arquero». Pero los consejos del Mono, palabra más que autorizada si de hablar de la labor bajo los tres palos se trata, no terminan ahí: «Yo veo que los arqueros realizan muchas repeticiones durantes las prácticas y eso los lleva a dar rebote. Después ponen la excusa de que la pelota es liviana. Pero lo elemental es retener el balón, no dar rebote».
-¿Qué otro recomendación tenés para darles a los más jóvenes?
-En el mano a mano, por ejemplo, es fundamental achicarle el ángulo al atacante.
-¿Recomendás el uso de «la de Dios» para esos casos?
-Depende del gusto de cada uno. En el fútbol no hay recetas. Pero si te digo que es esencial anticipar y achicar los espacios.
-¿Pensaste en un futuro ser entrenador de arqueros?
-Obviamente que tengo la intención de seguir ligado al fútbol cuando me retire. Pero hoy no pienso en eso. Sigo disfrutando de las prácticas, de las concentraciones…
-¿Y qué es lo que te motiva para seguir?
-No necesito motivación. El que necesita alguna motivación extra para jugar al fútbol, como la plata, que se dedique a otra cosa. Yo amo esta profesión, disfruto de todo, me divierto.
-¿Soñás con la Selección?
-Sí, me veo con chances de estar en el próximo Mundial. La ilusión del llamado la tengo siempre.
-¿Qué aspectos ves diferentes desde el momento en que debutaste hasta hoy?
-Primero, que se dejó de lado la técnica. Por otro lado, el uso de las piernas se ha incrementado con el cambio de reglamento, por lo que el arco debe ser más completo.
-¿Como por ejemplo quién?
-Como por ejemplo Amadeo Carrizo y el Loco Gatti, que es mi gran referente. Lejos, lo mejor que vi en el arco.
-¿Y de los actuales?
-Carrizo, Ustari y Montoya, de Belgrano. Pero a todos les falta trabajar más la parte técnica, que es lo que mencionaba antes. Hoy se le da más importancia a los reflejos, a la fuerza de piernas que a la manera de tomar la pelota, cortar los centros o dársela a un compañero cuando sacás.
La conversación se diluye. Y él, haciendo caso omiso al paso del tiempo, seguirá disfrutando del arco, del fútbol en sí, «como cuando tenía 10, 12 años»: Aprendiendo, mejorando, revolcándose.