Gimnasia y Esgrima de Mendoza escribió una de las páginas más gloriosas de su historia. Luego de empatar 1-1 con Deportivo Madryn en la final de la Primera Nacional, el Lobo consiguió el ansiado ascenso a la máxima categoría del fútbol argentino al imponerse por 3-0 en la definición por penales.
La gran figura fue César Pablo Rigamonti, el arquero que se vistió de héroe en Vicente López al contener dos remates decisivos en la tanda. “Confíen en mí”, se lo vio decir a sus compañeros antes del comienzo de los penales. Y cumplió su palabra.
Durante la serie, Gimnasia mostró temple y jerarquía. Luego Rigamonti empezó su show: le atajó el disparo a Recalde, que además rebotó en el palo. Luego que Lencioni puso el 2-0, el arquero volvió a lucirse conteniendo el segundo penal y, finalmente, Recalde selló el 3-0 antes de que Diego Crego estrellara su remate en el travesaño.
Con esa última ejecución fallida, todo fue desahogo y emoción: el conjunto mendocino regresó a Primera después de 41 años. Entre lágrimas, Rigamonti reveló lo que había visualizado en la previa.
“Durante la semana les dije a los chicos que íbamos a empatar, que íbamos a ir a penales y que yo iba a ser la figura. Lo tengo anotado en un papel”, confesó el arquero. Ya con el ascenso consumado, el cordobés dedicó la hazaña a su familia: “Fue un año durísimo, con lesiones, lejos de mi mujer y mis hijas. Ella es de fierro. Y también se lo dedico a mi viejo, que desde algún lugar del cielo seguro lo está disfrutando.”





