Algunos dirán que es producto de la bronca que engendró en los hinchas la abrupta vuelta de Juan Pablo Carrizo al barrio de Núñez. Otros, quizás más atinados, argumentarán que es consecuencia de las (buenas) actuaciones que desempeñó desde que Daniel Passarella le dio continuidad en el arco de River. Pero más allá de todas las suposiciones que se hilvanen al respecto, lo cierto es que Juan Marcelo Ojeda entró de lleno en el corazón de la hinchada millonaria.
Algunos dirán que es producto de la bronca que engendró en los hinchas la abrupta vuelta de Juan Pablo Carrizo al barrio de Núñez. Otros, quizás más atinados, argumentarán que es consecuencia de las (buenas) actuaciones que desempeñó desde que Daniel Passarella le dio continuidad en el arco de River. Pero más allá de todas las suposiciones que se hilvanen al respecto, lo cierto es que Juan Marcelo Ojeda entró de lleno en el corazón de la hinchada millonaria. Y en este caso, para certificar lo antes dicho, una palabra vale más que mil imágenes… El «Ojeeeeeda» que los hinchas le regalaron al arquero la tarde que River derrotó a Lanús por 3-1 (17 de septiembre) fue la muestra más fiel del inicio de esta nueva relación. Lo que no debe pasar desapercibido es el contexto en el cual se suscitó la ovación: corrían 33 minutos del complemento cuando Ojeda se encontraba tendido en el piso, producto de un golpe en la cabeza, siendo asistido por el médico; mientras que Carrizo, cerca del banco, realizaba los trabajos precompetitivos, con ansias de ingresar.
Igualmente, el dueño del arco riverplatense en el torneo local durante las nueve fechas iniciales prefiere no sobredimensionar este hecho y enfocarse en su labor: «Esto se debe al presente que estoy viviendo. Si le tocaba entrar a Juan Pablo, seguramente hubiese recibido un gran recibimiento ya que hizo mucho por el club. Pero siempre es favorable el reconocimiento, ya que le da a uno la confianza necesaria para seguir dando lo mejor de sí». Y esa confianza a la cual hace referencia el nacido en Arroyo Seco no es sólo la de los hinchas, sino también la de su técnico: «Daniel de arranque confío en mí, por lo que ahora debo responderle dentro del campo. Además, el apoyo de mis compañeros es fundamental. La verdad es que me siento bien y muy tranquilo, ya que creo haber hecho los méritos suficientes como para ser titular».
Si bien su desempeño, indiscutiblemente, es uno de los puntos más altos de este River que no encuentra regularidad, vale aclarar que Ojeda tuvo la posibilidad de ocupar el arco debido a la partida de Carrizo hacia Italia, la cual se vio afectada por los trámites de la ciudadanía. Es por eso que, ante la inesperada vuelta de Juan Pablo, la pregunta no tardó en llegar a los oídos del santafesino: ¿Hay más presión sabiendo que el suplente es Carrizo? Y Ojeda no esquivó el interrogante. «Lo fundamental es entregar todo para cumplir los objetivos y no pensar en quién está sentado en el banco, ya que todos queremos lo mejor para la institución», plantó bandera el uno.
Con sus palabras, Ojeda dejó bien en claro que antes de la puja por la titularidad está el bienestar del plantel. Y de ello no desvía su mirada su mirada: «Sé que mis actuaciones fueron buenas, que no fueron casualidad, pero debo seguir mejorando».
–¿En qué?
–Creo que debo trabajar un poco mejor a la hora de las pelotas paradas. Es algo que con el entrenamiento y el correr de los partidos se puede ir puliendo.
–¿Y qué puntos tuyos valorás?
–Trato de anticipar siempre la jugada, soy un arquero que le gusta salir a achicar rápido.
–Igual que solía hacer Costanzo, con quien se te compara también por tu parecido físico…
–Sí, es verdad. Pero en lo físico no me veo parecido porque él es más alto.
La comparación tomó mucha más dimensión cuando llegué a River ya que tenemos el mismo corte de pelo. Igual, uno trata de tener su propio estilo en el arco.
–¿Coincidís cuando se afirma que el de River es el arco más grande del mundo?
–No lo veo así. Obviamente que es el desafío más grande de toda mi carrera, pero uno en Central ya tenía una gran presión y responsabilidad. Pero es una linda presión.
